La estafa de los negocios piramidales
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En tiempos de crisis a menudo alguien nos hace una oferta de negocio maravillosa que consiste en invertir dinero (generalmente cantidades pequeñas) con la promesa de recuperar en poco tiempo y esfuerzo lo invertido, incrementado con una rentabilidad inmejorable, para vender algún tipo de producto. Pasado un tiempo estas “oportunidades” terminan en desastre absoluto. Es lo que se llama negocio piramidal.
¿Cómo funciona?
En la parte superior de la pirámide está el creador de la compañía. Es una persona o un grupo de personas que, basándose en supuestos conocimientos sobre inversión, economía o mercado, invita a terceros a formar parte como inversores de su lucrativo negocio, prometiendo beneficios sustanciosos a cambio de vender puerta a puerta algún tipo de producto.
El creador de la empresa recibe las aportaciones de los inversores iniciales. Ciertamente las primeras personas que participan sí reciben los elevados beneficios prometidos. Entonces se les encomienda la tarea de captar nuevas personas que inviertan en el negocio, comprando a precio de coste el producto cuya venta generará los beneficios maravillosos. Cada nuevo inversor / vendedor recibe el encargo de captar nuevas personas que participen en el negocio, para que el flujo de dinero proveniente de las inversiones iniciales se multiplique. Estas inversiones van a los propietarios de la empresa y los inversores originales. Cuanto más cerca se está de la cúpula de la pirámide, más dinero se reciben. El problema de los negocios piramidales es que, en realidad, las inversiones de capital no se reinvierten en el negocio sino que el negocio consiste en repartir las aportaciones de los nuevos participantes entre los que ya están.
La pirámide crece porque cada nuevo integrante va captando otros grupos de personas. Al principio el flujo de dinero se mantiene para que los nuevos inversores / vendedores reciban dinero fácil y así decidan invertir cantidades cada vez más elevadas en comprar cada vez más producto a vender, para obtener más ganancias. Además, el sistema asegura que cada participante percibirá una pequeña parte de las aportaciones de los socios nuevos, como incentivo para que la pirámide crezca y el flujo de dinero se mantenga.
Para convencer a nuevas personas para que participen y ganar credibilidad, la persona que nos ofrece el negocio suele hablar de que la empresa ha recibido fuertes inversiones de otras empresas, que tiene centros de producción con muchos trabajadores y que las inversiones están garantizadas de alguna manera … Pero de todo esto no se ofrece ninguna documentación acreditativa. Como mucho, nos enseñará una página web donde todo parece maravilloso. La persona que nos quiere hacer entrar en el negocio nos dirá que la actividad que propone es un complemento ideal del trabajo normal, para complementar prestaciones de desempleo, que puede hacerse en el tiempo libre y con muy poca dedicación y que sus familiares más cercanos también participan y tienen muchos beneficios.
¿Cuándo empiezan los problemas?
Estas pirámides pueden llegar a funcionar durante años. Para que funcionen debe haber más inversores / vendedores nuevos que antiguos. En el momento en que esta relación no se da, el dinero deja de fluir y, por tanto, no se puede repartir. Los más perjudicados son los últimos en entrar porque invertirán su dinero y no sólo no obtendrán los beneficios prometidos sino que también perderán su inversión inicial.
Cuando una empresa piramidal se desploma y no hace frente a los pagos, los que la idearon (de quien la mayoría de los participantes no saben nada) desaparecen y los inversores no les queda más remedio que iniciar interminables y costosas batallas legales por daños y perjuicios.
En estos casos ni el estado, ni la CNMV, ni ningún organismo oficial se hace responsable civil subsidiario para que estas empresas suelen tener sus sedes en paraísos fiscales y nunca la tienen los países en los que captan los inversores.
En conclusión: Nadie regala nada y existe una máxima económica que establece que se debe desconfiar de los negocios que ofrecen beneficios muy superiores a los habituales ya que, en estos casos, los riesgos también son muy superiores a los normales.
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